Las vitaminas hidrosolubles son aquéllas solubles en agua. No se almacenan en el organismo, por lo que se hace necesario un aporte regular de las mismas. Su exceso no suele conllevar toxicidad, ya que son eliminadas a través de la orina.
Se hallan en numerosos alimentos como carne, yema de huevo, productos lácteos, cereales, legumbres, así como determinadas verduras y frutas, y son nueve: las vitaminas del llamado complejo B, como B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina), B5 (ácido pantoténico), B6 (piridoxina), ácido fólico, H (biotina) y B12 (cobalamina), además de la C (ácido ascórbico), que es antioxidante.