
La pintura del impresionismo se distingue sobre todo por:
- su intento de captar la luz: los objetos se representan según la impresión lumínica reflejada en ellos y sus sombras;
- predominio de las pinceladas sueltas y rápidas y la yuxtaposición de sus colores;
- sensación de vibración;
- ausencia de contornos;
- sombras a base de color -y no negras-;
- representación directa o al aire libre de escenas naturales y ambientes urbanos en un determinado instante, lo que las convierte en impresiones donde queda plasmado lo fugaz, lo espontáneo y lo cambiante;
- efectos de aire, luz y reflejos en el agua;
- ‘impresión pictórica’ en contraposición a la ‘representación fotográfica’;
- vanguardismo, independencia y antiacademicismo; entre otras características.