El Dorado era un legendario lugar del continente americano muy codiciado e insistentemente buscado por los conquistadores españoles, ya que, según se creía, albergaba tal cantidad de oro que muchas de sus edificios y vías estaban construidos a base de este valioso metal.
Nacida a raíz de la civilización de los muiscas, en los Andes colombianos, y su célebre «indio o rey dorado» -ritual religioso en el que su supremo sacerdote era cubierto de polvo de oro-, la leyenda dio pie a numerosas expediciones -no exentas de infortunios- en su búsqueda a través de la selva.