La civilización cretense o minoica se remontaba aproximadamente al año 2.600 a.C. y tuvo su desarrollo en la isla de Creta. De su existencia dan prueba diversos restos arqueológicos, como las ruinas de las ciudades de Cnosos, Festos, etc.; enterramientos; objetos de cerámica, de metal; así como pinturas al fresco e inscripciones.
Aunque de origen incierto, se cree que podría tratarse de antiguos pueblos de Medio Oriente que llegaron al Mediterráneo en busca de cobre y bronce.