El Santo Grial era el cáliz o copa con la que bebió Jesucristo en su Última Cena.
Una de las grandes reliquias del cristianismo, su incesante búsqueda ha motivado numerosas expediciones y dado pie a numerosas leyendas e historias -especialmente a lo largo de la Edad Media-, como las referidas por los poetas franceses Chrétien de Troyes en Perceval, así como Robert de Boron en José de Arimatea.