La piedra filosofal era, según los alquimistas de la Edad Media, el catalizador que hacía posible la ‘transmutación’, es decir, la transformación de metales de escaso valor en oro o plata, combinado también con una cantidad apropiada de mercurio.
Elemento imprescindible para que tuviera lugar este tipo de reacción química, fue codiciado incansablemente y se hicieron diversos tratados para su obtención.